martes, 15 de junio de 2010

- Capítulo 1 - Día 1 (Parte 2)

(Continuación)

—¡Ya lo tengo! —exclamó Mike, chasqueando los dedos por enésima vez, y ganándose varios Shhh por parte de los lectores. Felix le observó con un poco de entusiasmo, por más que tratara de disimularlo.

—¿Uh? —balbuceó Felix, volviendo a mirar a su compañero con incomprensión. Deseó que no fuese nada tonto o ridículo.

—Tengo una amiga en el club de Teatro... Suelo ir con ella a cortarme el cabello, ¿sabes? —expresó Mike, lanzándole una mirada traviesa.

—¿¡Qué!? ¡Ni lo pienses, no iré a que...!

—¡Venga, sólo las puntas!

—¡No!

—¡Venga, F!

—¡Suelta! ¡Oye, no, mi mochila...! —exclamó Felix, al ver que Mike recogía ésta del suelo, se levantaba del sillón y se metía corriendo por uno de los pasillos.

—¡La quieres, me sigues! — pronunció el joven desde algún lugar no muy lejano.

—¡Mike!



—Me sorprendes, Mike —dijo Felix. Ambos muchachos caminaban por el campus, siguiendo un camino de baldosas irregulares; éste tenía árboles a las orillas, por lo que se formaba una especie de túnel con las entrelazadas copas de los árboles. Según Mike, dicho camino llevaba a la parte no-escolar del instituto. Allí se encontraban las canchas, la cafetería, la piscina, el centro de computación y los dormitorios para estudiantes con privilegios especiales.

—Quiero decir —continuó Felix—, apenas me has conocido y tienes el valor de arrancarme la mochila y hacerme perseguirte. Por tu culpa nos han echado de la biblioteca y no he podido sacar el libro.

—Eres un novato, ¿qué podrías hacerme? —respondió Mike, mientras abría su mochila. Ésta tenía un solo tirante, por lo que se llevaba colgando de un lado, teniendo así su contenido siempre accesible.

—En fin... Supongo que necesitarás esto —expresó Mike, mientras sacaba un libro de entre los contenidos de su mochila.

—“Historia de la Europa Moderna”... —leyó Felix, tomando el ejemplar con su mano derecha. Miró a Mike en silencio, mientras éste le dedicaba una sonrisa pícara.

Never fear, Mike is here —expresó, chasqueando los dedos y señalando a Felix, como un gesto de complicidad

—Mike... —susurró Felix.

—No tienes que agradecer, F.

—¿¡Pero qué demonios te pasa!? —gritó Felix, golpeando a Mike con el libro en la cabeza—. ¡Sacando un libro de la biblioteca sin permiso! ¿¡Sabes lo grave que es eso!?

Mike soltó un grito de dolor, a la par que Felix continuaba golpeándole. Intentaba decir algo, pero las palabras se veían ahogadas por la lluvia de golpes.

—Es... Libr... ío...

—¿Qué? —inquirió Felix, parando de golpear a Mike por un momento.

—Ese libro es mío...

Felix se detuvo de inmediato, sin saber que decir. Hubo unos segundos de incómodo silencio, en los cuales los muchachos se miraron a los ojos. Felix con un poco de vergüenza y Mike con algo de rencor.

—Ah... Perdona... —balbuceó Felix, mientras Mike se enderazaba y se frotaba la coronilla.

—No hay cuidado, F...

Aunque Mike era prácticamente un desconocido, Felix le sonrió como si le conociera de toda la vida. Tal vez fuese su amigable personalidad, o tal vez el simple hecho de que era el primero que se acercaba a Felix. Había sido muy amable de su parte en cederle el libro; y finalmente había dejado el tema del corte de cabello de Felix. Desde ese momento, Felix le consideró su amigo.

Tras caminar unos cuantos metros más, el túnel de árboles desapareció para dar paso a una escalinata en su lugar. Descendía unos tres metros, y llegaba a un camino de baldosas, que mediría unos cinco metros de ancho. Éste seguía derecho hasta toparse con un largo edificio de cuatro pisos. Antes de llegar a él, el camino tenía cuatro ramificaciones: tres daban a edificios de variados tamaños, pero que no superaban la primera planta; mientras el último se perdía detrás de una de las dichas estructuras.

Mike saltó los primeros siete escalones, aterrizando en el descanso de la escalinata. Tomó un poco de impulso y saltó los siete restantes, cayendo limpiamente en el ancho camino de baldosas. Mike se giró y le hizo un gesto a Felix, pidiéndole que le siguiera. Felix, al contrario que su nuevo amigo, bajó la escalera completa tranquilamente.

Ambos muchachos continuaron su camino hasta la cuarta división del camino, no sin antes conocer de vista los otros edificios.

—Verás —le había dicho Mike a Felix—, el primero que hemos pasado es la cafetería. Generalmente comen allí los que quieren pasar tiempo con sus amigos o aquellos que viven en los dormitorios. Aunque los últimos no pagan; entra dentro de su beca.
>>Este edificio, el segundo que pasamos, es el gimnasio. Dentro de él hay caminadoras, bicicletas, elípticas, pesas, cuerdas para escalar, tres paredes de rapel, costales de arena, un ring... En fin, todo lo que un buen deportista necesita. Oh, y no tenemos canchas interiores.
>>Este tercero es el centro de computación. Te cobran sólo un dólar la hora. Claro, las impresiones y los programas profesionales cuestan extra. Cabe decir que una vez cierras la sesión de tu ordenador, no se guarda ninguna información. Así que es mejor llevar una USB siempre contigo —el chico se sacó una de éstas del bolsillo y se la mostró a Felix—.
>>Y finalmente, ese edificio alto que ves a lo lejos... Bueno, allí están los dormitorios. Muchas habitaciones están vacías, pues generalmente sólo sirven para los que tienen beca especial o que vienen de intercambio. Puedes solicitar una habitación, pero debes pagar un buen monto y tener una buena razón para pedirlo. Se divide en las secciones B, C, D y E, una por cada piso.

—¿Y la sección A? —preguntó Felix.

—Dormitorio especial —fue lo único que respondió Mike, impasible—. En fin, éste último camino por el que giraremos lleva a...

No hizo falta decirlo. En cuanto el par de muchachos se giró, ante su vista se desplegó un gigantesco campo de pasto artificial. A la derecha de éste, había dos campos de baloncesto; y a la izquierda, dos canchas de tenis, una pista para correr y otro edificio pequeño. Todo rodeado por gradas de color blanco.

—Ya lo ves —expresó Mike, sonriente—. Somos muy flexibles en cuanto a los deportes. Dos canchas de fútbol, que a veces sirven para el soccer; dos de baloncesto, dos de tenis, que muchas veces se usan para el voleyball con simplemente subir la red... Y ese edificio que ves allá... Bueno, es la piscina.

—Tenéis pista —balbuceó Felix, admirando la magnitud del área deportiva.

—Sí, tenemos pista, también —le dijo Mike, con una sonrisa de oreja a oreja—. ¡En fin, F...! —Felix finalmente reaccionó— No sé si recuerdes una desviación que había en el túnel de árboles, pero...

Mike tomó fuertemente a Felix de la coronilla y le miró con unos ojos sombríos, unos ojos que Felix jamás hubiese esperado ver en él. El chico le obligó a regresar por donde habían venido, aún sin soltarle. Miraba a todos lados de una manera sospechosa; Felix notó que miraba con atención algo sobre su cabeza, aunque no sabía qué era. Con una voz fría, Mike finalmente dijo:

—Necesito que me acompañes.




(2) Mike se refiere a Felix como ef, fonéticamente; es decir, el nombre en inglés de la letra F. Sin embargo, el autor ha preferido llamarle simplemente por la letra F a lo largo de la historia.


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Y, para quien la quiera, la versión completa en PDF con lector de Issuu. Tiene algunos cambios menores respecto a la versión escrita, pero no es nada importante:



Actualización 12/04/11:
-Issuu me trae malos recuerdos.
-Equivocaciones menores arregladas.
-Rima de Mike "des-traducida"

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