domingo, 19 de diciembre de 2010

Capítulo 13 - Consecuencias (Parte 2)

Era un fresco y nublado día de otoño y Felix Flynn estaba de mal humor.


Y es que cualquiera lo estaría si se encontrara en la situación que él se encontraba: Intentando mantener su perfil como estudiante de décimo grado mientras se esforzaba también por ser un héroe. Sí, un héroe. No había otra forma de llamar a alguien que tiene la capacidad de usar un elemento de la naturaleza como si no fuese más que otra parte de su cuerpo, mientras lucha con criaturas come-almas de otra dimensión para poder salvar a su ciudad.


Sí, intentando mantener su perfil como estudiante de décimo grado mientras se esforzaba por ser un héroe a la par que le acosaba un grupo de alrededor de quince compañeros de algún grado menor, en su mayoría compuesto por mujeres. A él y a su amigo, Mike Johnson, quien aparentemente estaba disfrutando de la situación.


A cualquier persona le gustaría, claro, estar rodeado de semejante atención por un instante. Incluso a Felix, sí. Pero no en ese momento. Era el menos apropiado.


—¿¡De verdad cantas, Mike!? —exclamaba, incrédula, una de las chicas del grupo, quien se portaba demasiado afectiva con el nombrado.


—No es para tanto. —reía Mike a manera de respuesta, con una enorme sonrisa de satisfacción en el rostro.


—¡Eso es tan genial! —intervino un joven—. ¿Podrías cantarnos algo?


Era justamente ese tipo de actitud la que le ponía nervioso. Y le molestaba, también. ¿Por qué un grupo de chicos, súbitamente, se convertiría en un grupo de fans de dos desconocidos? “Qué hipócritas”.


Felix se decidió a acabar con todo aquello cuando sintió cómo una de las muchachas le abrazaba y se frotaba contra su brazo de una manera muy sugerente.


—Mike, suficiente. Es una trampa. —cortó.


—¿Do vrdod? —intentó decir el mencionado, con la boca llena de pastel de chocolate, el cual le era ofrecido por un grupo de estudiantes mujeres.


—Sólo mira a tu alrededor, Mike...


—Mmm, estoy en el paraíso... —expresó Mike después de tragar, mientras se relamía. ¿Cómo podía ignorar a Felix tan fácilmente? ¡Especialmente cuando la farsa estaba frente a sus ojos! ¿¡Cómo podía pasar por alto semejante obviedad!?


—¿No quieres probar un poco, F? —propuso una muchacha, tomando un trozo de pastel y metiéndoselo a la boca. Una vez más, de manera muy sugerente, claro está.


—Es de queso con chocolate, ¿sabes? —apuntó un alumno más.


Felix no pudo evitar bufar. Probablemente fue ese dia cuando F descubrió cuán molesta podía resultarle la hipocresía.


—¿Cuánto os han pagado? —interrogó Felix, liberándose del brazo que lo apresaba. Su tono de voz mostraba seguridad, dejando claro que no preguntaba si les habían pagado, sino que lo afirmaba y sencillamente se cuestionaba la cantidad.


Por un momento, un silencio (bien apreciado por Felix, cabe decir) se apoderó de los presentes. Todos se habían quedado sin palabras, lo cual era una prueba más que contundente de que lo que el chico afirmaba era cierto.


—P-Pero, F... ¿Qué-qué dices... ? —tartamudeó un chico, siendo incapaz de evitar que su nerviosismo se manifestara.


—¿Cuál es mi apellido? —preguntó Felix, cruzándose de brazos y lanzando la más fría mirada que le fue posible. Como era de esperar, nadie pudo responder. Bueno, nadie a excepción de Mike:


—¡Oh, yo sé! ¡Es Flynn, es Flynn!


—Tal y como lo esperaba —espetó Felix—. Vámonos, Mike.


Y sin importar que pareciera el chico más arrogante del mundo, Felix Flynn les dio la espalda a todos y se alejó caminando.



—¿Realmente pasó de esa manera? —inquirió Samantha, con una ceja levantada, después de haber escuchado el relato que Mike acababa de contar (ayudado por su amigo Felix en algunas partes). Felix rió por lo bajo al escuchar la pregunta, cubriéndose la boca como hace uno cuando va a toser.


—¡P-por supuesto! —contestó Mike, haciéndose el ofendido.


—Por supuesto —coincidió Felix, para luego agregar—: Si reduces el número de fans de quince a cinco, te deshaces de las estudiantes mujeres, olvidas el pastel de queso y quitas mi heroica actitud.


—¿Quitarla? ¡Pero si estuviste asombroso! —exclamó su amigo—. ¡Las caras que pusieron no tenían precio!


—Es probable que lo haya estado, pero no a tal grado —continuó Felix, restándole importancia—. Recordemos, además, Mike, que los muchachos no tenían voz de vaquero gay.


—Bah, seguro que no te diste cuenta. Has vivido en tantos lugares que no distingo tu acento.


—¿En qué afecta el acento de Felix con el de otros? —preguntó Michelle.


—En... no reconocer acentos... ¿supongo?


Michelle y Samantha soltaron varias risitas por lo bajo, mientras que Vince, por otro lado, no pudo evitar estallar en carcajadas.


—¿Qué? No he dicho nada gracioso. —dijo Mike, sin poder comprender la situación.


—Es tu rostro —explicó Vince entre risas—. Y dices las estupideces con tanta naturalidad.


—Salen directamente de su alma, no puede evitarlo. —comentó Samantha. Felix se unió a las risas; y estuvo seguro que en el rostro de James se asomó una ligera sonrisa.


El mal humor se había ido. Para Felix, era bueno estar allí, simple y llanamente. Estar rodeado de amigos, riendo de cuando en cuando, sin que el silencio los invadiera ni por un segundo...


Apenas unas horas habían pasado desde que Miranda Jacobs, sospechosa de poseer un Psique, se les había escapado a Felix y a Mike. Bastante abatidos, habían abandonado el edificio escolar y habían emprendido rumbo hacia la cafetería. Una vez allí, Felix envió un mensaje de texto desde su teléfono móvil a cada uno de los miembros del Project Psique, pidiéndoles que se reunieran con él en ese mismo lugar. Poco después, junto a ellos llegó un grupo de estudiantes de un grado menor. Es innecesario explicar qué sucedió después.


Más tarde, Felix y Mike se ocuparon de unir dos mesas en la terraza, para tener suficiente espacio para todos. Se sentaron allí y esperaron pacientemente a que llegaran todos.


Realmente estar con sus amigos era algo bueno, algo hermoso que deseaba jamás terminase. Ese pequeño mundo que habia creado a base de afecto junto con el resto del PP; no deseaba que ese mundo terminara. Pero algún día, cuando el trabajo de su padre le obligara a mudarse, aquel diminuto mundo se vendría abajo.


Felix no pudo evitar suspirar, algo que sin duda pasó desapercibido para los muchachos, pero que las chicas notaron de inmediato. Sin perder tiempo, se levantaron, rodearon la mesa, y se sentaron junto a él: Samantha a su izquierda y Michelle a su derecha (quitando a Mike de su asiento, cabe decir).


—¿Pasa algo? —inquirió Michelle.


—Porque, sabes, puedes confiar en nosotras. —comentó Samantha, guiñándole un ojo.


—No es nada importante... —mintió Felix—. Sólo me preocupaba lo de los fans pagados... ¡Ah, eso me recuerda para qué los cité aquí! —añadió, recordando de pronto lo que quería comunicarles. Ethan se llevó la palma de su mano a la frente, para luego señalar de manera sarcástica:


—¿Ah, entonces no fue para pasar tiempo de calidad? Qué decepción.


—No, pero después podemos jugar a las escondidas si quieres — se defendió Felix, diciéndolo de una manera más fría de la planeada. Samantha rió por lo bajo (y se ganó una mirada fulminante por parte de su hermano, cabe decir), para luego recargarse sobre el hombro de Felix—. Veréis, esta mañana —Mike tosió fuertemente, Vince apartó la mirada y Michelle pareció tensionarse—, una vez llegué a clase, se nos presentó a dos alumnos de nuevo ingreso.


—Mi padre me comentó que los programas de intercambio acababan de comenzar el año pasado, y que este año iban por buen camino. Supongo que ésa es la única razón por la que dejarían a alguien entrar a estas alturas. —comentó James.


—Vamos, el semestre tampoco va tan avanzado —señaló Vince—. Además, yo creo que...


—Pues sí, precisamente es ésa la razón —interrumpió Felix. No había tiempo para rodeos o comentarios al margen—. Dos alumnos de intercambio, un chico y una chica, de Alemania y Francia, respectivamente. No obstante, ambos nacidos aquí. Tras hacer una pequeña investigación, estoy noventa porciento seguro de que la chica posee un Psique.


—¿Nombres? —preguntó James.


— ¿De ambos? —Felix titubeó un poco antes de añadir—: Leo Anderson y Miranda Jacobs.


—¿¡Miranda Jacobs!? —exclamaron Michelle y Samantha al unísono (ésta última, por lo que Felix pudo sentir, incluso dio un pequeño salto en la silla).


—Ah, la hija de la familia Jacobs... —murmuró James, con un asomo de sonrisa.


—¿Qué? ¿Qué tiene? —preguntó Felix.


—¿¡Quieres decir que no has oído de ella!? —soltó Michelle.


—No creo... Mike tampoco la mencionó cuando...


—Tío, ¡claro que la mencioné! Sutilmente, con la parte de “Es rica”. —intervino Mike.


—Asumo que todos en esta mesa saben quién es Miranda Jacobs... salvo yo —dijo Felix, sintiéndose un poco tonto, aunque en el fondo sabía que en realidad no tenía razones para hacerlo.


—Miranda Jacobs es hija de un famoso diseñador de modas y una espectacular modelo francesa —explicó Samantha—. Ella y su hermana han aparecido en revistas varias veces; aunque no son tan importantes como otras celebridades, son bien conocidas en Port Lagune. Su padre es de aquí, después de todo.


—¿Y entonces qué están haciendo en Port Lagune? No es que la moda triunfe demasiado en esta ciudad... —comentó Felix.


—Probablemente querían tomar un descanso fuera del alcance de los paparazzis —señaló Ethan—. Aunque es bien sabido que ellos no tienen límites. Seguramente la ciudad estará repleta dentro de nada.


—Parker tiene razón —coincidió James—. Aunque los Jacobs no sean tan importantes como otros, ha habido un cambio en su vida que sí lo es y que llama la atención. Por lo tanto, es probable que la escuela se llene de cámaras en pocos días.


—Esperemos que los guardias no dejen entrar gente sospechosa... —dijo Vince.


—Con los lectores de tarjeta en las entradas es suficiente. Sin embargo, habrán alumnos dispuestos a prestar sus servicios a la farándula, no lo dudo.


—Si lo que dice Felix es cierto y Miranda posee un Psique, es nuestro deber reclutarla.


—Evidentemente, mi primer objetivo será acercarme a ella —continuó Felix—. Haré lo posible por asegurarme de que es una poseedora. Es prioritario, además, saber cuánto conoce sobre el tema.


—Vaya, Felix... Suenas tan profesional. —le halagó Michelle, sin ocultar su sorpresa, para luego soltar una risita. El chico sintió de pronto el rubor en sus mejillas.


—Un poco más de un mes en el PP y ya empiezas a hablar como James. —rió Samantha. El mencionado hizo una mueca que Felix no alcanzó a ver por completo. El chico simplemente dejó salir unas risas.


—Cambiemos de tema —cortó—. La gente comenzará a llenar la terraza dentro de nada. Si continuamos hablando de Miranda de esta manera, la atención se dirigirá al PP, lo cual... no sería bueno.


—Bueno, haciendo caso a lo que ha dicho Felix... —comenzó Michelle, inclinándose hacia adelante—. ¿Conocéis a Julie? ¿Julie Evans?


—No. —respondieron Mike y Felix al mismo tiempo.


—Ash... Bueno... El punto es que se dice que tiene novio. —continuó la chica.


—¿Y...? —volvieron a decir los chicos al mismo tiempo, aunque esta vez Vince se les unió.


—¿Que no os interesa? —intervino Samantha, sorprendida.


Todos los chicos del grupo negaron con la cabeza.


—Ojalá Miranda sí posea un Psique... hace falta otra chica aquí. —suspiró Michelle.



Una vez terminada la comida, el Project Psique regresó al dormitorio. Como era habitual, cada quien regresó a su habitación, a excepción de Michelle y Samantha, quienes decidieron ir juntas al cuarto de ésta última, y de Felix y Mike. Éstos prefirieron permanecer en la recepción, apoderándose de la televisión antes de que lo hiciera alguien más.


—¿Quién soy yo, de nuevo? —preguntó Mike, masacrando los botones de su control inalámbrico con una mueca de concentración. Frente a él, se escuchaban disparos y explosiones, provenientes del videojuego que disfrutaba junto con su amigo.


—Robot mujer. —respondió Felix, sin apartar sus ojos de la pantalla.


—¿No era el robot celeste? —inquirió Mike, haciendo lo imposible para ver a su amigo y al televisor a la vez.


—Ése es el robot mujer. —continuó el otro, con un


—¡Pero el tuyo es color rosa! ¡Rosa es color de niña!


—Es rojo suave, Mike, no rosa. Pero independientemente de eso, mi robot es el robot hombre.


—Robot gay. —gimió Mike, un poco molesto, mientras volvía su atención hacia la pantalla.


—Robot gay. —repitió su amigo como un autómata.


—¡Ah!


Mike dejó caer su control en el sofá mientras la pantalla mostraba “MIKEJ está muerto” con brillantes letras de color rojo. El chico tomó un cojín, lo mordió, y dejó salir un grito que el mullido almohadón se ocupó de ocultar. Felix alzó su puño en señal de victoria, mientras se reía a carcajadas.


—Eso no es justo. No entiendo el radar. —se quejó Mike.


—El punto rojo soy yo. El radar te dice...


—Felix, yo sé lo que hace un radar. ¡Pero siempre que creo que estás delante de mí cuando estás justo detrás!


—Entonces camina hacia atrás o... ¡Yo qué sé!


—¡Ah! —soltó Mike, a la par que se enderezaba de golpe en el sillón—. ¡Hablando de caminar hacia atrás...! ¿Qué harás para acercarte a Miranda?


—Mike... ¿Qué relación tiene acercarse a Miranda con caminar hacia atrás? —cuestionó Felix, alzando una ceja, bastante extrañado. Mike bufó y puso los ojos en blanco, como si su amigo estuviese diciendo ridiculeces.


—¿Eso importa? El punto es... ¿Cómo vas a hacerlo?


—¿Cómo se supone que lo haga? ¡Ella es casi una súper estrella! Si una manada de curiosos no me aparta del camino, ella misma se alejará como lo hizo esta mañana.


—No sé... Podrías... ¡Oh! ¡Invítala a salir! —Mike se levantó súbitamente del sofá, mientras chasqueaba los dedos.


—¿Que haga qué? ¿No me estás escuchando?


—¡Por supuesto que lo estoy! Piensa un poco, F... —el chico comenzó a caminar por la recepción, frotándose el mentón—. Miranda Jacobs, hija de dos famosas celebridades...


—...que no me suenan de nada...


—¡Escucha! Toda su vida ha estado rodeada de lujos... y de cámaras. ¿Tú crees que sus padres la dejarían asistir a una escuela como ésta si aún estuvieran en Francia? ¡Pero por supuesto que no!


—Sigo sin comprender...


—¡Que te calles! —cortó Mike. Felix bufó, aunque luego se encogió de hombros e hizo un gesto con la mano incitando a su amigo a continuar—. Lo que intento decir es que Miranda Jacobs no ha tenido una vida normal. Seguramente ningún muchacho se le ha acercado... Imagina: “Es demasiado para mí”, “Es famosa”, “Jamás me aceptaría”...


—Al grano.


—¡Apostamos a que jamás ha tenido una cita!


—¿A dónde quieres llegar? —preguntó Felix, alarmado, levantándose también del sofá.


—¡A esto! —acto seguido, Mike giró sobre sus talones y apuntó a Felix con su dedo índice—. Tú, Felix Flynn, serás la primera cita de Miranda Jacobs.


—¿¡Es que acaso te has vuelto loco!? —vociferó Felix.


—¡¡Sólo piénsalo y...!!


Repentinamente, la discusión de ambos muchachos se vio interrumpida por una voz proveniente de la escalera:


—Johnson. Hay un asunto que quisiera discutir contigo —dijo James. A Felix se le erizaron los vellos de la nuca con el simple hecho de ver a James. No podía negarse que estaba a punto de estallar del enojo. Incluso se distinguía una niebla oscura a su alrededor, seguramente producto de su Psique.


Luego Felix le vio: Parado detrás de James estaba Vince, con una enorme sonrisa de satisfacción en el rostro y un brazalete de metal en la mano.

2 comentarios:

  1. waa!! como mola este capitulo ^^
    aunque preferiria a F con Michele pero bueno sera divertido ver lo que surge =)
    contiuna así porfavor!
    te leo!

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  2. LOLOLOLOL
    Pobre F, le meten en todos los embrollos xD

    Esperando al próximo capítulo. Un saludo!

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