miércoles, 20 de abril de 2011

Capítulo 15 - ¡Muere, Vince!

Con suerte tendremos otro capítulo para el verano =D  (No, en serio, ya casi empiezo los finales).

Emm... ¿Soy un joven muy ocupado?

Como sea, ¿cap 15,  alguien? 


Capítulo 15

¡Muere, Vince!

—Luces aniñado con ese cabello. — expresó Vince, señalando a Ethan con el dedo índice. Éste, sin embargo, parecía estar muy ocupado mordiendo una pierna de pollo como para prestar atención a las acusaciones de Vince.

—¿Tú crees? —intervino Mike, inclinándose sobre la mesa de manera descarada, provocando que los platos se movieran y que la bebida de Felix se derramara.

—Seh, seh. Si se maquillara y se pusiera un vestido, seguro que pasaría por la hermana mayor de Sammy. Sin ofender, claro...

—¡Eso de hecho es muy ofensivo, Vince! —reclamó Samantha, aunque a su hermano en realidad no parecía importarle nada en lo absoluto. Solamente hizo ademán de moverse cuando el refresco de naranja que corría por la mesa estuvo a punto de caer a su regazo, justo antes de que Michelle jalara el líquido con su Psyche, pero no pareció hacer más.

—Ah... Perdona, Ethan. ¿Te... ha molestado...? —continuó Vince, inclinando la cabeza, apenado, y disminuyendo su tono de voz a tal grado que parecía que murmuraba para sí.

Ethan arrancó el último trozo de carne que colgaba del hueso de pollo y lo masticó, lentamente, sin siquiera abrir los ojos, como si estuviese absorto en saborear a profundidad su pollo frito. Tras lo que pareció una eternidad, finalmente tragó su comida y, tan solemne como siempre, simplemente respondió:

—Estoy acostumbrado.

—¿A-a-acostumbrado?

—Vince siempre fue un poco inapropiado...

Felix Flynn salió de su ensimismamiento cuando una roca del tamaño de su cabeza casi lo tira al suelo. Apenas logró apartarse con una voltereta de carro en el momento preciso. Justo después de caer sobre sus pies de nuevo, tomó una piedra de peso considerable y se la lanzó a Vince en el rostro. Sin embargo, el proyectil desvió su trayectoria en el último minuto, como si un campo de fuerza rodeara a Vince por completo, y le pasó por un lado. Obra de su Psyche, seguramente.

—¿Cómo diablos llegamos a esto? —pensó el muchacho, saltando hacia atrás para esquivar una columna de piedra. Mientras miraba a los ojos, de color amarillo, de su amigo, Felix tuvo otro flashback:

Él y Mike corrían alrededor de las canchas de fútbol, siguiendo la pista construida específicamente para ello. Los muchachos llevaban recorridas ya tres vueltas de las cinco que tenían que dar para su prueba de resistencia, mientras que sus compañeros no habían recorrido más que una y media. Viajar frecuentemente a una dimensión paralela tenía sus ventajas, después de todo.

Las pruebas se hacían, generalmente, a mitad de cada semestre y al final del año, dando así tres en total. A los alumnos con los mejores resultados se les daba una placa, la cual podía ser colgada junto a muchas otras en cierto pasillo del colegio si el récord que se rompía superaba al de toda la historia del instituto. Felix y Mike, sin embargo, no aspiraban a tanto, y sólo querían acabar de una vez con esa tortura. Su hora de Gimnasia se había recorrido hasta el último período, al igual que la del resto de los alumnos de décimo grado, por razones que los chicos desconocían.

Tras superar su cuarta vuelta, Felix y Mike bajaron el ritmo un poco, puesto que sus compañeros parecían querer matarlos con la mirada. Tras disminuir la velocidad, escucharon cómo alguien se les acercaba por detrás, por lo que (inevitablemente) giraron la cabeza.

—¡Hey, qué tal! —saludó Vince, agitando su mano y dirigiéndole a los chicos una sonrisa de oreja a oreja—. ¿Jodiendo vuestras tapaderas, eh?

—¿Cómo? —preguntó Felix, dando media vuelta y empezando a correr hacia atrás. Al contemplar sus acciones, Mike le imitó al instante. Ambos chicos quedaron de frente a su interlocutor, quien repitió con una sonrisa:

—Jodiendo vuestras tapaderas, vuestros perfiles de estudiantes —Mike levantó una ceja, todavía sin entenderle. Vince bufó y continuó—: ¿Mostrando el Psyche al mundo? ¡Si vais en la cuarta vuelta, ya! ¿Cómo queréis que nadie sospeche nada?

—Estoy en el club de atletismo —respondió Felix, girándose hacia el frente—. Nadie sospechará de mí.

—Soy totalmente asombroso —explicó Mike, guiñando el ojo y después dando la vuelta de nuevo—. Por supuesto que nadie sospecharía de mí.

—Ah, club de atletismo, ¿no? —repitió Vince, ignorando a Mike, quien pareció doblarse debido al dolor emocional—. ¿Qué tal una carrera, entonces, F? Los tres, si queréis, correremos hasta la marca y el que llegue al último pagará la comida de los otros dos, ¿vale?

—Vince también es muy competitivo...

De vuelta en la realidad, Vince, quien ya había perdido la cabeza por completo, intentó aplastar a Felix con una formación de piedra parecida a un garfio. F se hizo a un lado con una vuelta de carro impulsada por viento, por lo que el ataque de Vince sólo golpeó el pavimento, provocando un estruendo que resonó en toda la calle.

—¡F, no se trata de hacer ruido! —gritó Mike, atrayendo de inmediato la atención de su atacante. Por prevención, se rodeó de inmediato con un cinturón de fuego.

—¿Deberíamos arrastrarlo a la zona? —sugirió Michelle, tratando de acercarse a Felix sin atraer la atención de Vince.

El muchacho asintió con la cabeza. Sin pensar realmente en una estrategia, se lanzó rápidamente en dirección a Vince. El joven arrancó una roca del suelo sin siquiera tocarla, y ésta subió hasta su mano tal y como el metal sigue al imán. Acto seguido, se la lanzó como un misil a su atacante.

Felix esquivó el ataque de Vince con una ágil voltereta, lanzándose en arco hacia atrás y usando sus manos como resorte para volver a caer de pie.

—Vince también es muy impulsivo... —se dijo, ensimismado, el muchacho—. Te conozco, Vince. Te conocemos... Pero aún así no me lo explico...

—¿¡...por qué haces esto!? —rugió el chico, sintiendo cómo algunas lágrimas luchaban por aflorar a la superficie. Obviamente, nadie le respondió.

—¡Tenemos que evitar que use su Psyche! —le recordó Mike, mientras agitaba los brazos. El nivel de su voz inmediatamente atrajo la atención de su oponente, quien, tras dejar escapar un rugido, se lanzó contra él. Mike se cubrió con llamas los brazos hasta la altura del hombro, como solía hacer por reflejo, a la par que retrocedía a zancadas. No obstante, Vince movió el suelo por debajo de él, y le hizo perder el equilibrio. Con un salto involuntario —y un poco de suerte— Mike rodó por el capó de un auto que estaba detrás suya y cayó sano y salvo del otro lado.

Sin perder tiempo, Felix se deslizó rápidamente por el suelo, montando una corriente de aire, y derribó a Vince al atacarle con un disco de viento en la parte trasera de la rodilla. El joven perdió el equilibrio de inmediato y cayó al pavimento con un sonoro golpe.

—¡Buen trabajo! ¡Muéstrale tus poderes al mundo, F! —expresó Mike, sarcásticamente, sacando la cabeza de su refugio.

—Calla —cortó Felix, levantando la palma de la mano. Tras echarle una ojeada a su alrededor, el chico añadió, señalando a su amiga con el dedo—: Intenta inmovilizarlo con agua, Michelle.

—¿Qué intentas? —preguntó la chica, apresurándose a envolver los brazos y piernas de Vince con pequeños tentáculos de agua que simulaban grilletes—. Esto no lo contendrá por mucho, F. Al fin y al cabo, sigue siendo un líquido sin importar qué tanto modifique la tensión —continuó Michelle, sin intentar esconder el temblor de sus nerviosas manos.

—Sí, lo sé —respondió, y no dijo nada más. Tras unos segundos de meditación, en los que caminó en círculos y no paró de rascarse la barbilla, a Felix se le iluminó el rostro de repente. Sin dar explicación alguna, volvió sobre sus pasos, al interior de la calle.

—¡Eh, no nos dejes con...!

—Shh... Silencio, los dos —pidió el chico, mientras comenzaba a caminar hacia atrás para ver a sus compañeros y decirles, con la tranquilidad que manifestaba su temple, que todo saldría bien. No obstante, Michelle no paraba de temblar a pesar de la actitud de Felix, mientras que Mike intentaba calmarse haciendo figuritas en el aire con su Psyche.

Felix lo había estado pensando desde que notó que había mostrado su Psyche fuera de La Zona, en realidad, sólo que no se decidía a hacerlo. Ahora que se le presentaba la oportunidad, no la iba a desperdiciar; estaba 75% seguro de que la solución para derrotar a Vince —o por lo menos hacer la batalla más fácil— estaba frente a sus ojos... o por otro lado, podría haberla olvidado en el casillero.

Si mal no recordaba, uno de los brazaletes que Mike había usado para arrastrarle involuntariamente hasta La Zona lo había conservado él. Una vez supo cómo abrirlo durante su clase de Francés, lo había guardado con el mayor recelo y precaución que le fue posible dentro de un pañuelo, que a su vez estaba dentro de una gorra, que había metido en un bolsillo oculto de su mochila...

...y el otro lo tenía Vince en su muñeca.

—No entréis a La Zona hasta que os lo indique —señaló Felix—. No quiero arriesgarme a perder valioso tiempo.

“—¡Vince, ¿pero qué mosco te ha picado?! —le gritó F, tirando la mochila en el suelo e interponiéndose entre él y el indefenso Mike”.
—Ahora... ¿Dónde la he dejado? —pensaba el chico, girando la cabeza hacia todos lados y buscando su mochila con la mirada—. ¡Ajá, ahí!

Un montón de escombro de considerable tamaño, producto de un pilar destrozado, descansaba al lado de la furgoneta blanca que Vince había volteado. Felix no sabía cómo pudo haber llegado allí, pero un sobresaliente tirante de color negro revelaba que su mochila había quedado sepultada bajo kilos de tierra y pesadas rocas. No obstante, eso no desesperanzó al chico, quien al instante echó a correr en esa dirección. Cuando ya iba a medio camino, un grito agudo le hizo volver el rostro:

—¡¡Felix!!

—¡Suéltala, maldito!

—¡Michelle! ¡Mike! —llamó el chico, contemplando con horror la facilidad con la que la primera era levantada del cuello por Vince. El último, por otro lado, quien había sido inmovilizado bajo una estructura de piedra en forma de arco, no paraba de retorcerse y disparar fuego por todos los lugares posibles.

Felix hizo ademán de echarse a correr contra Vince, a la par que “desenfundaba” dos orbes de viento, pero después de unos segundos se detuvo de golpe. Ahora que lo meditaba, ésta podía ser su única oportunidad de tomar el brazalete: su única oportunidad de derrotar a su oponente y pasar, por una puta vez, un día completamente normal... ¿Pero le bastaría el tiempo para rescatar a Michelle?

Decidió no perder el tiempo en pensar. Tras hacer desaparecer las esferas, se lanzó, impulsado por una bomba de viento a sus pies, hacia el bulto de escombro donde su mochila había quedado sepultada. Rodó sobre su hombro al caer al suelo, y gruñó cuando su mano aterrizó sobre una roca realmente afilada. Sin perder tiempo, se llevó la herida a la boca y con su mano libre sacó la mochila de su prisión al jalarla fuertemente del tirante.

—¡Ya! —vociferó el chico, rompiendo la capa dimensional y precipitándose hacia La Zona. Al instante, comenzó a correr hacia sus compañeros, quienes se habían ralentizado a tal grado que parecían estar inmóviles, mientras abría la mochila y buscaba el brazalete a tientas.

Su mano se abrió paso rápidamente entre los libros hasta llegar al bolsillo “oculto” —que, en realidad, de oculto no tenía nada. Era simplemente un compartimiento interno en el cual uno podía guardar una o varias cosas que no fuesen demasiado grandes— y a duras penas se las arregló para abrir el cierre con su mano herida. Palpó un par de revólveres de Psyche que, si mal no recordaba, eran de electricidad y agua, el lapicero-comunicador, un trozo de papel que aparentaba ser un post-it y una especie de cilindro que no recordaba haber metido ahí. ¡Pero qué desesperación, sus dedos no alcanzaban la gorra!

Súbitamente, Felix sintió un terrible dolor que al instante le arrancó un grito y algunas lágrimas. De inmediato quedó inmovilizado por la terrible sensación: era como si todo lo que estuviese en su interior hubiese sido penetrado por agujas ardientes, como si espinas en llamas intentaran salir perforando su piel y carne, como si su sangre hirviera y las calientes burbujas se apretujaran contra las paredes de sus venas... Era un dolor espantoso e insoportable.
Las piernas del chico no resistieron el dolor y cedieron a su peso. Felix cayó de bruces y la mochila rodó hasta quedar a los pies de Vince. La mano herida quedó frente a su rostro, derramando algunas gotitas de sangre en el pavimento. Poco a poco, enfocar su vista en ésta fue difícil, y fue gracias a ello que Felix se dio cuenta de que estaba perdiendo la consciencia.

La sangre mezclada con el brillo de su marca y los reflejos por culpa de las lágrimas hicieron que la vista de Felix se tiñera de color rojo. Sin importar cuán estúpido le sonara, en ese momento recordó los videojuegos que disfrutaba junto con Mike. Cuando la pantalla se ponía de color rojo, significaba que la derrota estaba cerca... y con ella, la muerte inminente.

—¡F, levántate!

—¿¡Qué!? —profirió Felix, a duras penas, tanto sorprendido como alarmado en extremo. Inquieto sobre manera por lo que había escuchado, el chico alzó lentamente la cabeza, con gran dificultad debido al dolor de su cuerpo. Si su mente no se había estado burlando de él, Mike acababa de exigirle que se levantara.

Al mirar hacia arriba, Felix descubrió con horror que Vince aún sostenía a Michelle por el cuello, mientras ésta se retorcía, golpeaba y pataleaba, desesperada por que su captor la soltara. Mike, por otro lado, se agitaba en su prisión de roca, intentando en vano liberarse, a la par que le envolvían brillantes lenguas de fuego.

En cuanto la mente de Felix procesó lo que estaba contemplando, el pánico se apoderó de él. Débil aún, su cabeza se desplomó debido al dolor que envolvía su cuerpo. Casi parecía que iba a estallarle. Simplemente, no había manera de levantarse a luchar: sus extremidades le ardían, su vista se le nublaba y parecía que por su sangre corría plomo fundido.

¿Cómo era posible? Sin previo aviso, había salido —¿o había sido arrastrado?— fuera de La Zona y había quedado, vulnerable y herido, en el frío pavimento. El cuerpo aún le ardía por dentro; aunque en menor grado, todavía era incapaz de levantarse.

Mike soltó un grito que a Felix le puso los cabellos de punta. El chico volvió a levantar la cabeza, aunque en el fondo tenía miedo de ver qué había sucedido.

Michelle cayó de pronto al suelo, tan laxa y flácida como una muñeca de trapo, mientras Vince sonreía divertido. El último, entre graves carcajadas que recordaban a los gruñidos de un gorila, le dio una fuerte patada en el vientre a la muchacha, provocando que rodara un poco por el pavimento. Los ojos de Mike se abrieron de par en par y de su boca comenzó a salir fuego, acompañado de fuertes insultos.

—¡¡No!! ¡¡Déjala en paz!! —rugió Felix, aunque su garganta le dolía como si se hubiese tragado un alambre de púas. Por un momento creyó saborear sangre en la boca, pero tan pronto como llegó, la sensación se fue. Furioso, el muchacho intentó apoyarse sobre su mano para levantarse, pero apenas la movió el dolor lo envolvió hasta la altura del hombro. Su cabeza volvió a caer al suelo, por lo que, debido a ello y a las lágrimas, su vista quedó bastante limitada. Todo lo que alcanzó a ver fue a Vince acercándose a Mike con un enorme y pesado pedrusco en la mano...

El chico hizo lo posible por lanzar por lo menos un disco de aire, pero el dolor le impidió concentrarse y de sus dedos no brotó ni una pizca de Psyche. El brillo de su marca cada vez se hacía más leve...

—¿Qué me está pasando? —se cuestionó Felix, mirando el brillo de color rojo. No, no. Lo importante para el joven no era el qué, sino el por qué o siendo más específicos, el por qué ahora.
La sangre aún corría lentamente por la palma de su mano. La herida seguramente era más profunda de lo que aparentaba, aunque no era muy larga en realidad.

—Si no haces algo, no será la única herida de la que te deberás de preocupar...

Felix alzó la cabeza al instante, ignorando el dolor que eso le provocó. La voz que le había hablado era la misma que le había “aconsejado” ya varias veces, aunque el muchacho sabía perfectamente que quien lo hacía era sólo otra parte de su cabeza expresando lo que en el fondo pensaba...

¿O no lo era? Esta vez se había escuchado fuerte y clara, como si alguien se lo hubiese dicho al oído. ¿Podría su Psyche, acaso, actuar como una especie de conciencia separada, como un ser pensante dentro de sí?
—No... Debe... Tiene que ser mi imaginación —se dijo Felix—. Pero... cuánta razón. Esto no puede terminar así... No, ¡esto no va a terminar así!

—¡¡No dejaré que termine así!! —vociferó, a la par que se apoyaba en sus brazos y se alzaba hasta quedar de rodillas. Vince, quien seguía de pie junto a Mike, se giró y le observó con sus pupilas de color amarillo. Felix le retó con la mirada y “desenfundó” un disco de viento. Notó, también, cómo su mochila descansaba a varios metros hacia el frente, justo detrás de Vince.

Felix observó a la inmóvil Michelle y a Mike, que parecía seguir consciente mas estático. La furia le envolvió de pronto. Revitalizante cual elixir divino, acabó con todo el dolor que se había apoderado de su cuerpo. La adrenalina hace milagros, pensó.

En lugar de dejarse llevar por la cólera o por otro lado, reprimirla, decidió usarla a su favor, tal y como había hecho con el miedo el día que utilizó su Psyche de viento por primera vez. Concentrándose en el mayor grado que la situación permitía, enfocó el aire que rodeaba su mano derecha en sus nudillos, donde comenzó a rotarlo lo más rápido que pudo.

Si todo salía bien, el viento actuaría como una daga.

Decidido a no perder la batalla, Felix echó a correr en dirección a Vince, a la par que dejaba salir un grito de guerra. Su oponente le lanzó varias rocas, pero esquivarlas parecía casi cosa de niños. Una plataforma de tierra se movió bajo sus pies, pero Felix descendió de ella al saltar hacia adelante y dando un giro completo en el aire. Al instante, un pilar nació del suelo, pero Felix pudo vaticinar la estrategia que Vince usaría, por lo que no tardó en usarla a su favor. Sin detenerse, saltó y se apoyó en la aún ascendiente columna. El impulso le hizo saltar por los aires. Mientras caía, echó el brazo hacia atrás y se concentró en no fallar el golpe.

—¡¡Muere!! —bramó.

A un palmo de distancia del pavimento, Felix se dejó caer hacia adelante, apoyando todo el impulso en su mano derecha... y le rasgó la yugular a su amigo.

Vince aulló de dolor y de inmediato se cubrió la herida con la mano. El golpe de Felix, además, le había hecho perder el equilibrio y ahora se esforzaba por mantenerse en pie mientras se balanceaba de un lado a otro.

Simultáneamente, Felix había pasado a un lado de su contrincante. De hecho, ni siquiera lo había tocado: el aire alrededor de su puño había hecho todo el trabajo. ¡Quién diría que funcionaría tan bien!

Al momento de caer, el chico echó su cabeza hacia adelante y rodó sobre su hombro. Sin perder el impulso, y una vez tocó el suelo con los pies de nuevo, se lanzó una vez más hacia el frente. Aterrizó barriéndose, como lo hace un jugador de béisbol, a la par que sujetaba el tirante de su mochila, apenas, con las yemas de sus dedos.

Metió la mano y sacó el primer revólver que tocó. Rezó a Dios que fuese el que necesitaba...

Sin perder tiempo, se giró y quedó bocabajo en el suelo, apuntando con el arma hacia el frente. Una vez confirmó que el color del líquido en el cilindro era amarillo brillante, presionó el gatillo dos veces. Lo que parecía una bala brotó de la punta del cañón; no obstante, una vez recorrió un buen tramo, creció hasta convertirse en una esfera de energía del tamaño de un melón. Exhibía un núcleo de color blanco, rodeado por incontables rayos de color azul, dentro de una perfecta esfera semitransparente que brillaba con una tonalidad entre naranja y amarillo.

Muy pronto vino la segunda. En menos de un segundo, ambos orbes eléctricos recorrieron la distancia que separaba a Felix y a Vince. Este último, muy ocupado en detener el sangrado de su cuello, no notó el ataque hasta que le dio de lleno en el pecho. Perdió el equilibrio y retrocedió unos pasos, pero el segundo golpe le impactó en el vientre y le hizo saltar hacia atrás cerca de un metro. Vince cayó de espaldas y ya no se movió.

Felix se puso de pie en el preciso instante en el que su contrincante chocó con el suelo. Al ver que no había respuesta alguna por parte de Vince, el chico dejó escapar, en un suspiro, el aire que había estado reteniendo en el pecho. Relajó todos los músculos que había puesto tensos durante el fragor de la batalla —aunque, a decir verdad, no sabía que estaba rígido hasta que se permitió relajarse— y se refrescó el rostro con su Psyche.

No tenía ganas de estar en el suelo, después de todo el tiempo que había pasado allí tirado, incapaz de moverse, por lo que decidió hacer otra cosa mientras estaba parado. Se agachó a recoger su mochila y, tras asegurarse que no había dejado caer nada, a examinar su contenido.

Mientras revolvía en sus pertenencias, se puso a pensar en las acciones que había tomado. Sin duda alguna, habían sido un poco extremas. En primer lugar, lo último que le gritó a Vince consistía en una corta y simple palabra que ni siquiera razonó —en realidad, tampoco había tenido el tiempo suficiente para decir algo más largo—, pero que ahora le hacía sentirse bastante arrepentido. “Muere”, había rugido.

Ni de coña Felix Flynn le desearía la muerte a alguien.¡Y menos a uno de sus propios amigos! Pero, por otro lado, su ataque había tenido toda la intención de matar. Al igual que lo que había gritado, tampoco había razonado su ataque. ¡Pero en qué cabeza cabe, F!, se recriminó, mientras sacaba el revólver de agua de su mochila.

Sin perder tiempo, caminó hasta donde Vince había caído, no sin bajar la guardia. Aparentemente, el golpe eléctrico había sido definitivo. Por lo menos respira, se alegró Felix, quitándose un gran peso de encima al ver el pecho de su amigo subir y bajar tranquilamente, como aquél de quien duerme.

El chico se arrodilló y examinó la herida de Vince. Por suerte, la vena no estaba completamente seccionada. De hecho, era sólo un pequeño rasguño cuando se le comparaba con lo que Felix había visto en las películas. No obstante, la herida no dejaba de ser mortal, por lo que el chico colocó su mano sobre la tráquea de Vince y le disparó con el revólver en la herida. El agua rápidamente formó un apretado cinturón sobre el cuello de Vince y la mano de Felix, quien se apresuró a quitarla antes de que se le quedara atrapada por completo, para romper así la banda de agua para que sólo cubriera la herida. Si no hubiese puesto la mano, probablemente Vince no habría podido respirar debido a la presión.

Tras meter su revólver en el bolsillo, Felix se limpió el sudor que se le había acumulado en la frente y se puso de pie. Notó que su cabello ya había crecido bastante, así que se jaló un mechón del flequillo para ver hasta qué altura llegaba. Media nariz; tal vez ya era hora de un corte. Al tocarse el cabello, recordó que su mano aún seguía cubierta de sangre.

La pequeña hemorragia finalmente había parado y ahora sólo quedaban manchas secas de color cobre, y tal vez algunas gotas pequeñas, sobre la marca de su Psyche, ahora más opaca que antes. La sangre había manchado su muñeca también, si no recordaba mal, por lo que le echó una ojeada a su antebrazo.

Felix lo apartó de su cuerpo de inmediato. Lo que vio le dio asco y miedo al mismo tiempo: su brazo se había manchado con la sangre de Vince, puesto que su ataque de viento la había hecho volar por los aires. No obstante, las manchas no eran para nada normales.

Tenían pequeños coágulos de color negro.


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¡Eh, llegaste al final! 


Más bien, tienes que haber llegado al final. Cualquier persona, leyendo cualquier obra, si ve el imperativo "Muere" acompañado del nombre de uno de los personajes principales, tiene que llegar al final del capítulo. Es un buen gancho, hay que admitirlo.


O eres un perdedor y te has saltado al final del cap (hablo desde la experiencia. Así supe que Dumbledore moría asesinado [?])


O has visto los dibujos y te has saltado al funal para verlos primero.


¡Sí, dibujos, has oído leído bien!


Meh. No soy un artista, pero últimamente hago garabatos en mi cuaderno. Algunos garabatos toman forma y pasan por un delicado proceso de selección hasta que son finalmente escaneados y repasados... como estos. (sí, todos empezaron en un cuaderno)




Este grandioso hijo de puta es nuestro querido director Reynolds, el padre de James. Siendo sincero, ya no recuerdo si la descripción inicial del capítulo 5 cuadra con el dibujo, pero es así como lo imagino ahora. Faltan detalles en el rostro que denoten su cuarentonés (?), pero como sólo estoy acostumbrado a este estilo de dibujo, no soy bueno con las arrugas o las barbas de un día.


Tampoco soy bueno dibujando narices y orejas. En cuanto a los ojos, me gusta dejarlos vacíos, con la (vacía) esperanza de que los colorearé decentemente algún día.








Y esta exquisita señorita de aquí es Michelle Rivers. 


Hoy seré sincero y admitiré que utilicé un modelo para basarme en la postura y ropa.


No obstante, el revólver y el broche me enorgullecen :3
































Y esto, queridos lectores, espero que pueda explicarse por sí mismo cuando termine la primera temporada. Es un capítulo extra (o sea, no afecta a la historia principal) durante Halloween. Quien me diga quiénes son los personajes que aparecen (salvo la chica flotante) se ganará una Zero-galleta.


Y estas son las dos primeras portadas de la (planeada) trilogía de Psique. Me gustaría dejar las manos así por ahora, sin color y sin mucho detalle. Dicho sea de paso, todavía no tengo fuente para poner los títulos, y es por eso que aparecen las manos solas.

La primer mano, con una marca de Psique normal, aparecerá en el primer libro, de nombre Psique (thank you again, Captain Obvious).

La segunda, por otro lado, tiene una marca de Psique roja (conforme avance la historia veremos el por qué de ese color) y aparecerá en el segundo libro, llamado Sangre. Razones tengo, pero no es hora de mencionarlas ;)

Tengo la tercer mano aquí guardada, pero le faltan algunos detalles y la imagen es un spoiler enorme por sí misma, por lo que no pienso subirla todavía. Sólo diré que el tercer libro se llamará Alma.

Psique, Sangre y Alma (originalmente Psyche, Blood y Soul, pero quiero dejar el inglés atrás ;_;). Creo que suenan bien :3

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D'accord! Es aquí donde me despido (y probablemente no apareceré hasta dentro de dos meses, como de costumbre). Me he esforzado para que esta entrada compense mi larga ausencia, así que, por favor, deja tu comentario. No te cuesta nada (:

Zee says: Cya~~!!

2 comentarios:

  1. Ciertamente tardaste un poco en volver, pero bueno. Se te perdona, lo primero son los estudios...
    No fue un mal capítulo, además largo compensando tu laaaaaargaaaaa ausencia. Un saludo!

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  2. Madre mía, sí que se ha puesto esto interesante o_o ¡He estado en tensión desde la primera parte del capítulo 14! Y eso que venía del capítulo 13 super contenta porque me ha parecido de lo más gracioso xDD
    Bueno, ya estoy más cerca de alcanzarte. Aunque por una parte no quiero; porque eso supondrá tener que estar a la espera de un nuevo capítulo :_D No como ahora, que puedo leer el siguiente cuando me plazca xDD
    En fin, a ver como avanza esto, mañana si tengo un rato me leeré el resto >.<!!

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