jueves, 29 de julio de 2010

- Capítulo 8 - Reverted (Parte 1)

Felix seguía sin poder creer lo que sus ojos veían, pese a que no había duda alguna: Michelle se encontraba sobre la cama de la enfermería, esforzándose para recuperarse de un severo caso de “Lagune” Syndrome.

Habían pasado sólo unas escasas horas desde el rescate, pero a Felix le habían parecido una eternidad. Apenas había podido tocar la comida de la cafetería; y esta vez no tenía nada que ver con el desagradable aspecto de los alimentos, sino con los nervios que se apoderaban de su cuerpo. No había abierto siquiera sus libros, y eso, debía admitirlo, era muy raro en él.

Felix dejó escapar un alargado suspiro que manifestaba cansancio. La chica seguía inconsciente. Aunque de vez en cuando parecía que iba a despertar, pues movía los párpados y su cuerpo se tensaba de vez en cuando, además de que hablaba en sueños, no daba señales de hacerlo ese día.

El joven llevaba horas al lado de su cama, en vigía constante. Si hubiese sido otra persona la que se encontrara en la cama, muy probablemente hubiese hecho lo mismo; pero si fuese en otra situación, estaba seguro que no se habría preocupado tanto.

Sin embargo, la reciente reunión con el director Reynolds había desatado en el chico un extraño instinto protector. Ya sabía que a Michelle no le pasaría nada, era más que seguro; pero, por alguna razón, Felix quería estar allí cuando la chica despertara.

Por enésima vez en ese día, el chico recordó con un poco de escepticismo la conversación que él y el resto del Project “Psique” habían tenido con el director de la ACA, Reynolds.


—James, llama a tu padre. Vince, deja a la alumna en la cama. —había dicho el doctor Robinson, una vez el PP había llevado a la infectada a la enfermería del colegio. Vince, en ese momento, había odebecido la orden del médico; y fue allí cuando tanto Felix como Mike notaron que era su compañera la que descacnsaba en la cama.

James sacó su teléfono móvil, abriéndolo por la mitad con un rápido movimiento de mano. Presionó unos cuantos botones antes de llevárselo a la oreja derecha, donde el aparato, de color negro, se camufló con su largo cabello.

—Michelle... —susurró Felix, al mismo tiempo que su compañero Mike, mirando a la chica inconsciente en la cama. Por alguna razón, recordó el viejo cuento de hadas de la Bella Durmiente. Sintió el calor subir a sus mejillas, así que giró la cabeza para alejarse del campo visual de Mike. No estaba de humor para que el chico le sugeriese que la despertara con un beso.

—Ha perdido el conocimiento... Sí... —decía James por el teléfono—. ¿Eh? Roja, estoy seguro... ¿Es importante...? Amarillas... Sí... Al parecer... Todos salvo Samantha. Sin heridos.

—¿Está hablando con su padre? —preguntó Felix. Ethan asintió con la cabeza, impasible.

Mike le puso una mano en el hombro a Felix, expresando que le acompañaba. Pasó un momento allí, parado al lado de su amigo, hasta que le dijo:

—F, iré a los casilleros. Aún tenemos que ir a las dos últimas clases.

—Lo dudo. —intervino James, quien cerraba su móvil y lo metía en su bolsillo—. El director quiere vernos a todos. Parker, ¿puedes llamar a tu hermana Samantha?

Ethan asintió e, imitando lo que James había hecho hacía unos segundos, sacó su teléfono móvil

—Y ahora tengo que volver a ponerle la hora. Magnífico. —expresó, antes de llevarse el teléfono a la oreja.

—Pero si queréis, tenéis tiempo suficiente para tomar vuestras cosas. —dijo James—. Creo que el director tardará un poco en caminar desde su oficina hasta aquí.

—¿Entonces, F? —preguntó Mike de nuevo.

—Ve tú, si quieres.... —murmuró Felix, caminando hasta el escritorio de Robinson, tomando asiento en la silla para el visitante—. Aunque, ¿podrías traer mi mochila? Mi combinación es 21-11-31.

—21-11-31, vale. ¿Sabes que has cometido un grave error, verdad? —Mike le guiñó un ojo antes de salir de la enfermería.

Felix se refrescó con un poco de aire proveniente de su mano, gracias su Psique. Sin embargo, James le detuvo al instante, al escuchar la campana que indicaba el fin del antepenúltimo periodo y notar que Mike había dejado la puerta abierta.

Ethan le lanzó el saco del uniforme a Felix, para que se cubriera la mano, que ahora brillaba como una bombilla de color azul. El chico obedeció sin rechistar, pues bien sabía que semejante habilidad debía quedarse oculta en las sombras.

Tras unos minutos de espera, Mike entró de nuevo por la puerta, con su mochila al hombro y la de Felix en la mano. Ésta última, cabe decir, apenas se veía sostenida por el tirante y arrastraba por el suelo.

—Más cuidado, Mike. —pidió Felix, atrapando su mochila, recién lanzada por su compañero. La dejó caer en el suelo, sin la más mínima intención de deshacerse de los broches y sumergirse en los deberes del día.

—Me pides cuidado y la dejas caer...

El grupo, siempre acompañado por el Dr. Robinson, permaneció, expectante, dentro de la enfermería en todo momento. Tanto Samantha como Reynolds tardarían en llegar, puesto que, además de estar relativamente retirados del edificio escolar, tendrían que hacer preparaciones antes de emprender camino; Samantha tendría que cambiarse de ropa y, tal vez, tomar una breve ducha antes de lo dicho, mientras que Reynolds seguramente tendría que recopilar trozos de vieja información sobre el aparentemente extraño caso de Michelle.

Felix contempló a sus compañeros. Todos parecían preocupados, hasta cierto punto, salvo Robinson, quien seguramente sabría las razones detrás de semejante situación, y James, que tenía gran confianza en su padre. Vince permanecía sentado en otra de las camas, con Ethan a su lado; James y Robinson se encontraban de pie, el primero al lado de la puerta y el último junto a Michelle; Mike y Felix, por otro lado, prefirieron tomar asiento en las sillas del lugar.

Pasó un buen tiempo antes de que Samantha cruzara la puerta, con su uniforme formal puesto. Llevaba su pequeño maletín en una mano, y una bolsa de tela, seguramente otorgándole refugio a su ropa de gimnasia, en la otra.

—¿Pasa algo grave? —preguntó la chica, antes de dejar sus cosas en el suelo, a un lado de la puerta, y caminar hasta donde estaba su hermano Ethan.

—Oh, en absoluto. —respondió Robinson—. Es sólo una compañera de Felix, Mike, Vince y tu hermano, afectada por el síndrome. Sin embargo... Oh, mejor que os lo explique el director.

—¿Tiene Michelle algo especial? —se atrevió a preguntar Felix, levantándose de la silla.

—Ya veremos... —murmuró el médico, a manera de respuesta. Felix pasó entre los dos escritorios y caminó hasta la cama de Michelle, la primera del lado derecho.

—Lamento que te hayas visto arrastrada a todo esto... —susurró el chico, tomándole suavemente de la mano. Sintió como la muchacha le apretaba levemente, pero le restó importancia al hecho al pensar que seguramente se trataría de un acto reflejo.

No pasó mucho tiempo desde la llegada de Samantha cuando el director Reynolds atravesó la puerta con una pequeña máquina en la mano. Era del tamaño de una televisión portátil, y tenía una forma ciertamente parecida. De un lado colgaba un tubo de plástico, conectado a una diminuta, casi invisible, aguja en un extremo, y un tanque de plástico, colgante de la parte delantera de la máquina, en el otro.

Felix no tuvo que mirarlo por segunda vez. Estuvo seguro que aquel aparato era el utilizado para la extracción física del Psique, utilizada para rellenar los revólveres y como principal punto de investigación por parte del equipo de científicos detrás de semejante tecnología. ¿Pero en qué podría utilizarlo Reynolds? El día de extracción había sido el miércoles anterior, y Felix estaba seguro que no había ocasiones especiales... salvo una.

Miró a Michelle por enésima vez. Tan inocente, reposando en aquella cama, ignorante de lo que sucedía a su alrededor. ¿Acaso era ella, Michelle, una de las primeras amigas de Felix, gran compañera en el club de drama? ¿Acaso era ella una poseedora?

—No es posible... —murmuró el chico, al soltar la mano de la inconsciente Michelle y mirarse la palma. Brillaba, lo cual sólo sucedía en tres ocasiones: Al entrar a la zona, al usar el Psique, o al entrar en contacto con otro poseedor.

Pero claro, Felix se había refrescado con su Psique hacia unos momentos. Mike le había puesto la mano en el hombro también. ¿No eran ésas razones suficientes? No... Habían sucedido hacía un buen rato ya... En ese tiempo, la marca bien podía haberse apagado. ¡Aunque, claro, no contaba con un tiempo definido!

El cerebro de Felix detuvo su apresurada carrera para encontrar una respuesta cuando Vince alzó la mano y le mostró su marca, brillante también.

—No querrás decir que... —intervino Mike, poniéndose súbitamente de pie, empujando accidentalmente la silla hacia atrás. El resto del grupo no tardó en acercarse a la cama, mientras que Reynolds, en cambio, se colocó tranquilamente detrás de los muchachos.

—Veo que ya habéis formulado algunas teorías. —expresó el hombre, mirando al grupo con un asomo de sonrisa en el rostro. Tras oír sus palabras, los muchachos se dispersaron, como movidos por hilos invisibles de sólida autoridad.

—¿Pero cómo...?

Todos los ojos se clavaron en el director, esperando la ansiada explicación. El hombre, manteniéndose siempre sereno, se sentó en la cama contraria a la de Michelle, con todo el PP frente a él.

—Supongo que lo primero que queréis saber es qué le sucedió a Michelle exactamente, ¿no es así?

La gran mayoría asintió con la cabeza. El director Reynolds se aclaró la garganta antes de comenzar:

—Michelle, como ya habéis visto, posee un Psique...

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