domingo, 15 de mayo de 2011

Capítulo 16 - Sangre Negra (Parte 1)

Capítulo 16

Sangre negra

Felix agitó su brazo con asco, esforzándose por controlar sus ganas de vomitar. Deseó no haberse quitado el uniforme escolar cuando llegó a su casa, porque ahora su brazo descubierto se había manchado de la sangre de Vince. La asquerosa y poco natural sangre negra de Vince.

A simple vista, parecía sangre seca, puesto que tenía el color rojo oscuro característico de los coágulos y costras. Y no obstante, si uno ponía un poco más de atención o acercaba la mirada (como había hecho Felix), se daría cuenta de que la sangre seguía siendo líquida.

Y también estaban esas pequeñas cositas de color negro. Eran diminutas —la gran mayoría tenía el tamaño de la cabeza de una hormiga—, completamente lisas y brillantes como un coágulo común y corriente. Pero eran negras. Negras por completo, como la más pura obsidiana, la noche más oscura...

...o como los Corrompidos.

Felix se dio cuenta de ello cuando recordó de nuevo los ojos de Vince: amarillos, como los de una persona infectada por el “Lagune” Syndrome. Pero, en teoría, Vince tenía inmunidad ante la enfermedad, al igual que cualquier poseedor o ex-poseedor de Psique. No había manera de que aquel extraño cambio en su organismo fuese obra del síndrome. No, tenía que haber algo más.

El chico se volvió a arrodillar junto a Vince. Con cuidado, le levantó el párpado y examinó su ojo. Sí, definitivamente no había sido ningún espejismo o ilusión: seguía siendo de color amarillo brillante.

No tiene ningún sentido... —se dijo el muchacho, ensimismado—. La única manera de que una persona con un Psique se infecte con el síndrome requiere que el poder siga latente. Un Reverted...

>>¿Podría ser Vince ser un Reverted? No, un Reverted tiene los ojos rojos y las pupilas amarillas. Los de Vince eran amarillos en su totalidad. Además, su Psique despertó muchísimo antes que el mío, por lo que no hay manera de que esté infectado.

—No lo entiendo, no lo entiendo... —añadió el chico, en voz alta esta vez, volviendo a ponerse de pie.

—¿Qué no entiendes, viejo? —preguntó una voz—. ¿Porque sabes qué no entiendo yo? ¡No entiendo por qué coño no me has sacado de aquí!

Felix recordó de pronto que su amigo Mike seguía atrapado bajo un arco de piedra que Vince había creado para quitárselo de encima.
—Bienvenido al mundo de los mortales, Mike. Me alegro de que estés bien —rio, caminando hasta quedar a su lado, aliviado por verle sano y salvo... y consciente.

—Gracias, viejo. Yo también me alegro. Pensé que Vince tenía una buena puntería, pero esa piedresota le dio a la cadena en lugar de a mi cabeza. Creo que ahora...

—...¿puedes salir? —completó Felix, agachándose junto a él y viendo cómo, efectivamente, la enorme roca había roto un extremo del arco de roca.

—No. O más bien, no yo solo. Puedo sacar el brazo por aquí —Mike pasó su brazo izquierdo por el hueco que Vince había abierto y lo puso detrás de su cabeza— y eso me da un poco más de espacio para mover el pecho, pero...

—Te entiendo —cortó Felix, comprendiendo a la perfección. Si bien Vince había abierto un agujero, éste era apenas lo suficientemente grande para que cupiera el brazo de Mike. Tendría que arreglárselas de otra manera para salir... —Voy a jalarte de los hombros, ¿vale?

—De acuerdo —asintió Mike.

Felix se colocó detrás de él y le tomó por los hombros. Fue más fácil tomarle del hombro izquierdo que del derecho, pues ése brazo seguía aprisionado y no podía aferrarlo bien. Mientras el chico comenzaba a tirar, Mike apoyó su brazo en el arco de piedra y empezó a ayudar con su propia fuerza para salir.

Con un poco de esfuerzo, Mike salió de su prisión lo suficiente como para apoyar con su otro brazo. Y al final, logró escapar sin ninguna complicación.

—Gracias, F, de verdad que no sé qué sería en la vida sin ti —agradeció el muchacho, ya de pie, exagerando un poco, a la par que se sacudía la ropa.

—Una vela derretida; o más bien, aplastada —se burló Felix, guiñando un ojo—. Para compensarlo, ¿me prestarías tu chaqueta?

—No hace tanto frío, pero vale... —asintió Mike.

El chico se quitó la delgada y fresca chaqueta marrón que se había puesto sobre una camiseta verde oscuro. Sin preguntar el porqué, se la dio a Felix... y se arrepintió segundos después cuando el chico se limpió la sangre negra de su brazo con la manga.

—¡Qué haces noooo! —gritó, casi agonizante, como si hubiese perdido a un ser realmente querido.

—Tomar muestras. Échale una ojeada —explicó Felix, lanzándole la chaqueta de nuevo. Mike la atrapó y tomó un poco de la sangre con el dedo.

—No veo nada fuera de... Espera, ¿esto es pelusa...?¡Coño, qué demonios!

—Eso mismo he pensado yo —expresó Felix, mientras volvía a agacharse de nuevo junto a Vince—. ¿Me la pasas de nuevo? Tomaré otra muestra. Puedes asomarte, si quieres.

Mike le dio la prenda de nuevo, después de limpiarse la mano en el pantalón. La segunda manga muy pronto se vio también manchada por la extraña sangre de Vince.

—Dios... ¿Qué le ha pasado? —inquirió Mike.

—Sospecho que ésa es la razón por la que nos atacó —explicó Felix—. Es como una nueva especie de Reverted.

—No hay manera de que un poseedor de Psique se infecte con el síndrome —respondió Mike.

—Eso pensé yo, pero... —Felix se puso de pie de nuevo y miró fijamente a su amigo, quien le imitó—. ¿Qué tal si el síndrome muta, tal y como lo hace un virus?

—F, el síndrome no es un virus —contraargumentó Mike, comenzando a caminar hasta la acera, donde buscó una sombra para ocultarse del sol crepuscular. Tras sentarse detrás de una camioneta, continuó—: Tampoco una bacteria, hongo o parásito. Los Corrompidos “infectan” a alguien, sí, pero ésta es en realidad una palabra más amena para describir el proceso.

—Sí, Mike, sé que un Corrompido en realidad afecta la mente —contestó Felix, tomando “asiento” al lado de su amigo.

—Equivocado. Afecta el alma. Un infectado tiene todas las capacidades cognitivas al cien por cien, y sin embargo... se vuelve un monstruo.

>>Es por eso que a los médicos les desconcierta tanto esta enfermedad. F, el síndrome afecta algo que no podemos ver, algo que no está aquí junto a nosotros, sino en otro plano... otra dimensión. Creo que es por eso que los Corrompidos nos afectan tanto. Conviven en la misma dimensión con ese “algo” y es su alimento favorito.

—El alma... —murmuró Felix, comprendiendo todo de pronto. Psique, Alma... Ahora el porqué del nombre finalmente tenía sentido.

—Exacto —confirmó Mike, asintiendo con la cabeza—. Y creo que, de cierta manera, nuestro Psique es nuestra Alma manifestándose, y es por eso que afecta tanto a los Corrompidos. Porque, en un principio, era sólo a ellos a los que afectaba, porque pertenecía sólo a esa dimensión. El Psique, creo, sólo existe en su dimensión, pero se enlaza con algo de nuestra dimensión para poder existir.

>>Me parece que es por eso que sólo podemos controlar un elemento, y sólo uno. Porque es aquello con lo que nuestra Alma ha decidido enlazarse. Es con lo que más se identifica. ¿No lo ves? Soy activo, destructivo e incontrolable, como el fuego. Michelle es tranquila y tímida, pero también tiene un enorme poder, como el agua. Vince tiene una voluntad de acero y jamás se rinde, es duro como la roca. Y que no te sorprenda, F: incluso hay casos de Psiques cambiando de elemento, tal y como las personas pueden cambiar.

—Mike... ¿Y en qué sentido soy yo el viento? —preguntó Felix.

—Bueno, aún no lo entiendo por completo, pero creo que...

Mike se interrumpió de pronto cuando el grito de una chica rasgó el silencio. Ambos muchachos se dieron la media vuelta de inmediato, reconociendo la voz de la indefensa Michelle.

—¡No es posible! —exclamó Felix, después de haberse puesto de pie. Michelle había recobrado la consciencia y, seguramente tras escucharles hablar, se había puesto de pie. Pero no era la única que lo había hecho...

Vince, a quien creían derrotado, se había sentado y se frotaba, bastante intrigado, el medio collar de agua que cubría su herida.

—¡Viejo, no debería estar levantándose, eso no es natural! —vociferaba Mike, mientras se apresuraba a ponerse entre Michelle y el oponente.

Felix rápidamente tomó a Michelle de la mano y la acercó hacia él de un tirón. Un segundo más tarde, una roca grande aterrizó donde la chica había estado parada. Ésta agradeció a su amigo con una sonrisa, mientras moldeaba un poco de agua tomada del suelo para que tomara forma de látigo. Se lo arrojó a Vince al cuello, pero éste se cubrió en el último minuto con un muro de piedra

Felix soltó a Michelle, a quien le había estado apretando la mano en todo momento, y giró sobre sus talones para buscar con la mirada a Mike. El chico ahora se encontraba de pie encima de la camioneta roja, con fuego rodeando sus puños cerrados.

—¡Dame apoyo, F! —pidió, dando un salto enorme en dirección a Vince. Felix se impulsó hasta donde Mike iba a aterrizar, y le ofreció sus manos como una plataforma extra. Su amigo cayó fuertemente sobre él y Felix estuvo a punto de perder la fuerza, pero al instante creó dos bombas de viento que estallaron al contacto con los pies de Mike. La estrategia funcionó y el chico recorrió la distancia entre él y Vince con un salto completamente renovado.

Mike cayó sobre la cabeza de su oponente, pero éste no perdió la fuerza en ningún momento, por lo que el chico terminó sentado sobre sus hombros. El muchacho rodeó el cuello de su amigo con las piernas e intentó sujetarse de su cabello, pero Vince se sacudió y agitó de un lado a otro hasta que Mike quedó colgando de cabeza.

Una columna de roca emergió de la tierra y estuvo a punto de arrancarle la cabeza a Mike, quien la esquivó por un pelo al balancearse hacia un lado. El chico, con miedo a que algo similar volviese a suceder, se sujetó de los pantalones de Vince y, sin soltarse del cuello todavía, se pegó lo más que pudo al cuerpo de su oponente.

No obstante, Vince se lanzó hacia adelante y dio media voltereta en el aire. Cayó completamente de espaldas, aplastando a Mike con el peso de todo su cuerpo. El chico soltó un grito de dolor y luego envolvió su cuerpo en llamas. Su oponente rodó como un tronco para alejarse del fuego, oportunidad que Mike aprovechó para ponerse de pie. Se limpió la sangre que le brotaba del labio, ahora roto, y envolvió su antebrazo con fuego.

El chico apuntó con su puño cerrado a Vince y comenzó a disparar una ráfaga de orbes ígneos. No obstante, éste logró esquivarlos todos hasta colocarse justo en frente de Mike al montarse en una plataforma móvil de roca. Y para cuando el chico quiso darse cuenta, un puño se acercaba peligrosamente a su rostro.

Pero Michelle intervino con su Psique en el último minuto, envolviendo al puño de Vince en agua y deteniéndolo a medio camino, dejándolo así un poco distraído. Mike se apresuró a aprovechar el hueco y le plantó una patada en el pecho que lo desequilibró al instante. Luego Michelle le golpeó en las rodillas con un tentáculo, haciéndole trastabillar un poco, y Mike remató con puñetazo en su rostro.

Vince plantó sus pies en el suelo, sujetándolos con roca sólida. El muchacho contraatacó con un pilar de roca, pero sus oponentes no tuvieron dificultad alguna en esquivarlo al saltar hacia un lado.

Como un águila que desciende para atrapar a su presa, Felix cayó desde las alturas, dejando caer todo su peso en la cabeza de Vince. Éste, distraído, cedió ante el ataque y cayó de bruces al suelo, con F encima de su espalda.

—¡Tomad mi mano ahora! —gritó. Michelle y Mike obedecieron al instante, sabiendo perfectamente lo que Felix tenía pensado hacer. Esos segundos durante los cuales habían luchado le habían servido a F para finalmente encontrar el brazalete que estaba en su mochila y ahora lo tenía sujeto con fuerza en la mano derecha.

Y no tardaron ni un instante en entrar a La Zona.

—¡Ahora no os contengáis! —ordenó Felix, levantándose de un salto y jalando a sus amigos hacia atrás. Se preparó con una daga de viento en la mano, dejando el brazalete a un lado—. Esa cosa ya no es Vince: tiene la sangre negra... Es un Corrompido, ni más ni menos.

—Felix, no digas eso —pidió Michelle, tomándole de la manga.

Pero el chico no podía evitarlo. Por alguna razón, el pensar en la sangre de Vince ya no le daba asco, sino que le hacía sentir furioso. No podía dejar que los Corrompidos se apoderaran de su amigo.

—No te preocupes, Michelle. Voy a salvarlo, a protegerlo —explicó F, poniéndose en guardia al ver cómo Vince comenzaba a levantarse una vez más—. Pero para eso primero voy a matarlo.

Mientras decía estas palabras, Felix pudo sentir a la voz de su interior repetirlas, sentirlas. Ahora, él y el Felix interno compartían tanto el sentimiento como el poder.

—¡Yah! —gritó Felix, a la par que se elevaba en el aire con una potencia increíble. El viento provocado hizo que Mike y Michelle cayeran sentados en el pavimento, donde permanecieron, tanto sorprendidos como asustados, observando a su amigo volar.

Desde el aire, Felix lanzó varios orbes de viento que desequilibraron un poco a Vince. Al caer, el chico dio una voltereta y le dejó caer el pie a su oponente en el cuello, haciéndolo caer al suelo con una fuerza tremenda. F recuperó el equilibrio al arquearse hacia atrás, apoyando sus manos en el suelo, y dando un giro completo para volver a caer de pie.

Sin perder tiempo, Vince se levantó de nuevo, ayudando por una plataforma de roca. Y sin embargo, lo sorprendió un disco de viento que le golpeó de lleno en el rostro y le hizo dar varios pasos hacia atrás.

—¡Demonio, trae de vuelta a mi amigo! —vociferó Felix, mientras saltaba y le plantaba una patada en el rostro a Vince, rompiéndole la nariz de inmediato.

—¡Felix, detente! —gritó Michelle, al ver cómo la sangre negra saltaba y manchaba la ropa del chico. Pero F no se detuvo y remató con un orbe de viento en el pecho y otra patada en la mejilla. Vince volvió a caer al suelo.

—No te preocupes, Michelle. No te preocupes, no te preocupes... Sólo voy a dejarle K.O. de nuevo...

—¡Mientes! ¡Lo vas a matar! —chilló la chica. De pronto, Felix sintió como un tentáculo líquido se aplastaba contra su cuello y le obligaba a retroceder.

Felix reaccionó de pronto: Michelle tenía razón. En el fondo, tenía ganas de hacerlo. Ya era la segunda vez que le sucedía, la segunda vez que le embargaban las ganas de matar...

Mentira. Era la tercera. Lo había olvidado, pero ahora le venía a la mente un recuerdo borroso, donde alguien masacraba sin piedad, furioso, a un Corrompido que agonizaba en el suelo, cortándole la carne con ráfagas de viento cortante.

¿Qué me ha pasado? Desde que recibí el Psique, yo...

—Lo lamento... De verdad, Michelle —se excusó Felix,, relajando sus músculos. De reojo, creyó ver que su marca paraba de brillar. El Felix interno gritó de furia al verse sepultado bajo el sentido común una vez.

—Deberías disculparte con Vince, no conmigo —regañó la chica. Felix se dio la vuelta para verla a los ojos y descubrió que los tenía llenos de lágrimas.

—Con los tres. Vince, Mike y tú —Mike asintió con la cabeza, aceptando las disculpas. Finalmente, el agua que cubría el cuello de Felix cayó al suelo—. Creo que está inconsciente de nuevo. Llevémoslo al dormitorio, donde realmente lo salvarán.

Repentinamente, Mike salió disparado hacia Felix. El chico se cubrió los brazos, pero se quedó un poco desconcertado cuando su amigo le pasó por un lado. Michelle alzó de pronto los brazos, y luego los movió como si hubiese arrojado algo.

Felix giró sobre sus talones y entendió todo: Vince le había lanzado una roca y Michelle la había detenido en el aire. Mike, por otro lado, había ido rápidamente a hacerle frente al infectado.

—¿¡Pero qué...!? —gritó Mike, cuando una delgada capa de tierra se interpuso entre su puño y el rostro de Vince. El chico se apartó y se frotó los nudillos, como si hubiese golpeado roca sólida. Y por alguna razón, Felix no lo dudó.

Lanzó un disco de viento, pero otro escudillo de tierra detuvo el ataque. Mike tiró una patada y Michelle atacó con un látigo de agua, pero éstos también se vieron rechazados por más tierra. Y Vince no había movido ni un solo dedo.

De pronto, Felix notó que la tierra parecía estar sostenida por delgados hilos rojos. Y entonces comprendió que, por alguna razón, el Psique se estaba moviendo solo. No, en realidad, el Psique actuaba por instinto (si se le podía llamar así), siguiendo a la sangre negra, el Corrompido, al que Vince controlaba como por arte de magia.

—Alejaos de él. No podréis tocarle —ordenó Felix, para luego explicar las razones—: La sangre le protege. Y el Psique, naturalmente, lucha contra la sustancia porque está hecha de esencia de Corrompido, por lo que levita tras ella. ¡Es un escudo perfecto, creado a partir de una mezcla de ambos!

—Psique y Corrompidos luchando juntos. Vaya vaya... —murmuró Michelle.

—Esa sangre negra, esa Sangre Corrompida, también sirve como defensa —dijo Mike, dando algunos pasos hacia atrás, para alejarse de Vince—. Una defensa impenetrable.

(Continúa en la parte 2)


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Probablemente debería poner la música al principio, en lugar de ponerla al final...
Hmm...
Meh:
http://www.youtube.com/watch?v=MfKMC0PTF28

1 comentario:

  1. Me cago en la...O.o Vaya pedazo combate xD Estoy deseoso de leer la segunda parte :)

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